El “escándalo de la semana” (y
del último tiempo) es, sin dudas, el de la manipulación de la tasa LIBOR. Debe ser
uno de los temas financieros y de competencia más discutidos y comentados en
este minuto (véase, por ejemplo, este reportaje del Economist, este de un diario inglés, y este de un diario local de hoy).
En simple, el LIBOR (London InterBank Offered Rate)
es una tasa fijada por la flemática Asociación de Banqueros Británicos, la cual
cobran los bancos cuando hacen transacciones en el mercado mayorista o el
intercambiario entre sí. Ella está basada en un promedio de las tasas de
interés y se utiliza mundialmente como tasa de referencia (junto a su “prima”
el EURIBOR).
En febrero del 2012 la SEC, el
regulador de valores de Estados Unidos, abrió una investigación criminal por
manipulación de estas tasas. Lo mismo ha hecho la Oficina de Fraudes de UK y
otras agencias mundiales, incluyendo Canadá, Japón, Europa y Suiza. Al parecer,
habría habido comunicaciones directas entre varios bancos (unos 20 al menos) antes que las tasas fueran fijadas, lo
que les facilitó el uso de información privada y les significó hacerse de multimillnarias
ganancias ilegítimas. Según estimaciones, cada comunicación podía significar
unos US$2 millones por cada 0,01% que subiera la tasa. Entre los bancos
involucrados estaba, por ejemplo, Barclays, un gigante mundial, que fue multado
por diversas agencias por un total de unos US400 millones (sí, ¡US$400 millones!)
y cuyo director debió renunciar hace una semana. Para qué hablar de las
demandas de perjuicios por parte de consumidores…
Más allá del (nuevo) escándalo financiero
(recomiendo especialmente el reportaje del Economist citado al principio), lo
que quisiera destacar aquí es que la conspiración fue detectada en buena parte
gracias al uso de screens – esa herramienta
econométrica utilizada cada vez más por las agencias de competencia. En 2008
Rosa Abrantes-Metz, profesora de la NYU, economista de Global Economics Group y
especialista en desarrollo e implementación de screens en casos de conspiración y manipulación de precios (y quien
me facilitó buena parte de la información aquí publicada - gracias Romy), publicó, junto a otros académicos, un paper denunciando el problema del LIBOR. Luego de eso, el escándalo “explotó”.
Hoy, fuera de la investigación, se están estudiando vías para reformar el
sistema, una de las cuales también ha sido propuesta por Romy (acá).
La moraleja – básica, pero
fundamental – es que los screens
funcionan, al menos cuando son correctamente desarrollados e implementados. Se
trata de una herramienta que debiera ser promovida de manera creciente al interior
de las firmas como medio de prevención de ilícitos, como parte de un serio y
completo programa de compliance. Hay aún
una titánica tarea de difusión que hacer en esta materia en nuestro país (y en
Latinoamérica). Pero casos como el del LIBOR confirman que la propuesta de la
FNE de exigir esta herramienta va en
la línea correcta, y que todos quienes asesoramos a las firmas desde diversas
posiciones debemos contribuir a darle notoriedad.
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Un update (16.07.2012): es este reportaje, se indica que la FED de New York, el regulador, sabía del escándalo y no hizo nada. Ok, pasa bastante. Pero que el propio regulador no sepa que es tal es como mucho, no?
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Un update (16.07.2012): es este reportaje, se indica que la FED de New York, el regulador, sabía del escándalo y no hizo nada. Ok, pasa bastante. Pero que el propio regulador no sepa que es tal es como mucho, no?
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