La columna tiene una visión anticuada de dicha relación y subyace a ella una visión tan equivocada y caricaturesca de los mercados, que mereció una carta de respuesta de parte de Luis Cordero, Francisco Agüero, Nicolás Rojas y yo, publicada hoy en el mismo medio. El texto de nuestra carta es el siguiente:
Señor
Director.
Las
aseveraciones de José Ramón Valente el día de ayer en este medio (Negocios, p.
12) sobre el rol de los abogados en la sociedad son tan erróneas como las
viejas e infundadas ideas que expresa acerca de la relación entre competencia y
regulación, y los procesos que históricamente explican el desarrollo de los
mercados.
Como han
demostrado diversos autores, en la actualidad la regulación está más presente
que nunca en los mercados (y no por “culpa” de los abogados). Ella simplemente
ha variado sus formas, las que no necesariamente se oponen a la competencia. Vivimos
insertos en un mundo con mayores niveles de gobernanza de todo tipo, el cual
está lejos de reflejar el “cuento de hadas” neoliberal.
Más grave
aún es el hecho que el autor pretenda ignorar que la competencia no ha sido el antídoto
perfecto contra lo que él llama “las ambiciones de las empresas”. Como se ha
visto recientemente, la competencia no es muchas veces tan “descarnada” ni las
empresas “le temen” tanto a sus rivales. Por esto, los reguladores del mundo
real son tan necesarios: ellos realizan intervenciones selectivas para evitar
los excesos que, de cuando en cuando, ocurren en los propios mercados,
contribuyendo precisamente al mejor desarrollo de esas ambiciones de modo
compatible con los derechos de los demás.
J.