En otras ocasiones hemos expuesto una opinión sobre la regulación de los aeropuertos chilenos, y de las intenciones de cobrar una tasa adicional que beneficie el turismo y la erradicación de la pobreza en el mundo.
Básicamente, el regulador en la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) cobra US$ 56 millones anuales para el financiamiento de los denominados "servicios aeroportuarios".
La pregunta a responder (todavía) es el cómo se fijan las tasas aeroportuarias.
Un reciente estudio de Andrés Gómez-Lobo y Aldo González -financiado por la Junta de Aeronática Civil- y publicado en la última Revista de Estudios Públicos, concluye, tras utilizar la técnica de benchmarking conocida como "análisis de la envolvente" (DEA) que las tasas de los servicios son más bajas que el promedio, para el nivel de tráfico y calidad del sector.
El trabajo tiene varias virtudes. Es de los pocos trabajo chilenos que usa el DEA para analizar la eficiencia de una industria de un monopolio natural. Como señalan sus autores "El DEA es una técnica muy utilizada para evaluar la eficiencia técnica entre unidades productivas cuando existen múltiples insumos y/o múltiples productos."
Una primera conclusión es que si hay aeropuertos más eficientes que los aerpuertos chilenos, es porque hay un espacio para que la operación de los terminales sea más eficiente. En otras palabras: si bien las tarifas no son "excesivas", podrían ser más baratas.
En materia de fomento del turismo y contribución a aliviar al pobreza, concluyen que
Constatar que las tarifas aeronáuticas en Chile son relativamente bajas para el nivel de calidad y escala de los servicios aeronáuticos no implica que éstas deban utilizarse para financiar gastos generales del gobierno. De hecho esto sería ineficiente, ya que la recaudación por medio de un alza en las tarifas aeronáuticas probablemente genere más distorsiones e ineficiencia económica que otras alternativas de financiamiento. Mejor sería financiar los gastos con el presupuesto general de la nación o, por último, eliminar la exención de pago del IVA que gozan actualmente todos los servicios de transporte. El uso de las tarifas aeronáuticas para financiar bienes públicos, como misiones de paz en el extranjero o una campaña de promoción de Chile como destino turístico internacional, tampoco es equitativo. Estos gastos los estaría financiando un grupo reducido de chilenos en beneficio del resto del país.
Raya para la suma: al volar en avión, estamos pagando demás.
3 comentarios:
Hola:
Buen articulo, no conocia del tema.
El problema de la regulación de las tarifas de los servicios aeroportuarios es lo difícil que es generar competencia. La desagregación es muy útil para que haya competencia en algunos niveles, pero siempre se necesitará una estructura básica que ''alguien'' tendrá que pagar.
Esta es una muestra más de que la regulación de precios sólo es una aproximación, y no puede lograrse de forma adecuada. Evidencia en contra de quienes abogan por mayor regulación en los más variados mercados.
Ciertamente los aeropuertos son activos que dificilmente pueden replicarse: se requieren extensiones de tierra con buen acceso a las ciudades, alejadas de montañas, sin neblina, etc.
La solución "segundo mejor" es, derechamente, introducir una regulación económica en las tarifas de aeropuertos.
Parafraseando a Dworkin, "la regulación, en serio"
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